El dengue es una enfermedad causada por una infección vírica. Hasta hace relativamente poco tiempo, se creía que la única forma de transmitirse era gracias a un vector. Un mosquito, como en el caso de la malaria, era el encargado de dispersar la enfermedad mediante su picadura.

Los principales síntomas de esta enfermedad son fiebre alta, fuertes dolores de cabeza, así como en las articulaciones y los músculos, vómitos y sarpullidos. Una de las principales complicaciones aparece cuando el dengue pasa a fiebre hemorrágica y aparece sangrados en la nariz, la encía o bajo la piel. Cuando este sangrado se hace masivo y afecta a todo el organismo, la vida de la persona afectada corre serio peligro.

Esta enfermedad carece de un tratamiento específico, y se recomienda reposo y abundante ingesta de líquidos para contrarrestar la posible deshidratación que las altas fiebre pueden ocasionar.

Esta enfermedad se estima que tiene en riesgo a casi el 40% de la población mundial. El dengue surgió como problema mundial en la década de 1960. Hoy día, es común en muchas zonas del Caribe, Centroamérica y Sudamérica, el sudeste asiático y algunas islas del Pacífico. Para evitarla se recomienda emplear repelentes para insectos con DEET, ropa que cubra brazos, piernas y pies y dormir con las ventanas y puertas cerradas.

El caso que ha sido diagnosticado en nuestro país tiene de llamativo que la transmisión no ha requerido del mosquito vector, en esta ocasión, ha sido consecuencia de relaciones sexuales sin protección. Uno de los miembros de la pareja había viajado recientemente a Cuba y República Dominicana -zonas endémicas para esta enfermedad- y muy posiblemente se encontrará en el periodo de incubación de la enfermedad cuando se produjo el contagio.

Aún con lo llamativo del hallazgo, este caso carece de importancia epidemiológica como así ha comunicado la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid.