JOSÉ RAMÓN PÉREZ CONDE
JOSÉ RAMÓN PÉREZ CONDE

QRÓNICA DEL MISTERIO

Poltergeist 1982: lo terrorífico no es la película

Poltergeist 1982: lo terrorífico no es la película
"Ya están aquíii"..Los que nacimos en los 70 tenemos esa frase interiorizada. En nuestras mentes adolescentes tenemos grabado ese tono cantarín de Carol Ann. La archiconocida "Poltergeist" (Tobe Hopper, 1.982) es una de las películas arquetípicas de los 80.

Es la primera entrega de una trilogía venida a menos, como casi todas las secuelas (Exceptuando las de El Padrino, que hay que quitarse el sombrero) . Fue producida por Steven Spielberg, quien coescribió el guion junto a Michael Grais y Mark Victor. El film fue el primer gran éxito de Spielberg como productor.

A veces ocurre que hay películas que mejoran cuando las ves al cabo de los años, por ejemplo "Blade Runner", y otras que tienes idealizadas y cuando las vuelves a ver la decepción es mayúscula. En mi caso eso me ocurrió con Poltergeist. Como historia cuando la ves cumplidos y rebasados los 40 resulta bastante infantil, como no podría ser de otro modo estando guionizada y producida por Spielberg. Y ojo, que me encanta Spielberg. Pero creo que el terror no es lo suyo y sí la fantasía.

Un matrimonio y sus tres hijos se mudan a una bonita casa en un barrio residencial californiano. A los días de instalarse una noche la televisión deja de emitir y algo atrae a la pequeña de la familia, Carol Anne, que habla con alguien que parece estar al otro lado de la pantalla. A partir de ese momento y en lo siguientes dias se rompen vasos en el desayuno, se doblan tenedores y cucharas por sí mismos, se apilan las sillas en la mesa y algunas se mueven solas. La historia continúa con la desaparición de Carol Anne, que parece estar al otro lado del televisor. El resto es de sobra conocido, grupo de parapsicólogos, esqueletos en la piscina, monstruo que sale de la tele etc.

Pero como dice el título del post lo verdaderamente inquietante viene ahora. La supuesta maldición que pesa sobre el elenco del film.

 

Quizá lo más conocido es la muerte de la niña Heather O'Rourke, que encarna a la pequeña Carol Anne. Heather ya nació con la muerte junto a ella, ya que compartió vientre materno con un hermano mellizo que no llegó a ver la vida. Cuando Spielberg la vió por primera vez la pequeña le dijo "No se me permite hablar con extraños". El cineasta la vió perfecta para el papel.

Poco después de comenzar a rodar Poltergeist III, Heather O’Rourke empezó a tener graves problemas de salud; dolores de cabeza, temblores en las piernas, pies hinchados, y, para más inri, tampoco podía comer. La mañana del 1 de febrero de 1988, mientras desayunaba, se desmayó cayendo inmóvil sobre el suelo de la cocina. Tenía las manos frías, los dedos azules y el estómago hinchado. Una vez en el hospital, se comprobó que se había desmayado por un choque séptico por infección en el riego sanguíneo y que a causa de la enfermedad de Crohn sufría estenosis aguda (una obstrucción del aparato digestivo). De inmediato la llevaron a quirófano, pero ya era demasiado tarde; tras una acumulación de sucesivos diagnósticos erróneos, la pequeña Heather O’Rourke moría a las 14:43 horas en el mismo hospital.

Su cuerpo descansa en el cementerio Westwood de Los Ángeles. Curiosamente es el mismo cementerio donde también yace la actriz Dominique Dunn, la joven intérprete que dio vida a la hermana de Heather en la primera entrega de Poltergeist . Sus tumbas están a escasos metros la una de la otra.

Porque si no lo sabíais, Dominique Dunn también está muerta. La actriz nació en Santa Mónica, California, el 23 de noviembre de 1959. Sus primeras apariciones fueron para varias películas de televisión. Asimismo, actuó en papeles pequeños en diversas series populares de los 80 como Lou Grant, Hart to Hart o Fama. En el año 1981 fue seleccionada para dar vida a la hermana mayor, Danna, en Poltergeist.

La vida sonreía a Dominique, pero el destino hizo que conociese a John Sweeney en una fiesta privada ese mismo año de 1.981. Se enamoraron perdidamente y se fueron a vivir juntos al poco tiempo. En seguida pudo comprobar, para su desgracia, de quién se había enamorado. De un tipo acomplejado, celoso, posesivo y manipulador. Sweeney llevaba muy mal la vida intrínseca a la carrera artística de su pareja. Compañeros de rodaje, éxito, reconocimiento, y una agenda apretada eran auténticos demonios en la mente enferma de Sweeney, el cual quería a Dominique en exclusividad para el mismo. Intentó convencerla de que abandonase su prometedora carrera, y al no lograrlo pasó a métodos más drásticos.

De las discusiones y los gritos pronto pasó a las palizas. En una ocasión Dominique tenía que rodar un capítulo de la serie Canción triste de Hill Street en el que la actriz daba vida a una joven maltratada. Pues bien, los moratones y heridas que se ven en su rostro no eran cosa del maquillaje. Se los había hecho John Sweeney la noche antes del rodaje.

Harta de recibir palizas y de los crecientes arranques de posesividad y celos de su obsesivo novio, en agosto de 1982 trató de poner fin a esa relación, hasta que después de numerosas discusiones, muchas de ellas violentas, consiguió convencerlo de que se fuera. La noche del 30 de octubre de 1982, Dominique se encontraba en su casa ensayando con el actor David Packer, de 20 años, una escena para el inminente programa piloto de V, de la NBC. Sweeney llegó poco antes de las 21:00 y llamó a la puerta. Dominique abrio y comenzaron a discutir. La discusión subió de tono y Sweeney, como solía hacer, enseguida pasó a las manos. Los dos rodaron por el suelo. Él la agarró por el cuello y empezó a apretar fuertemente hasta dejarla sin aire. En ese momento David Packer, que estaba dentro de la casa, salió al jardín y se encontró con Sweeney arrodillado a los pies de la chica. “Llama a la policía –le dijo– acabo de cometer un crimen horrible”. En realidad la joven no había muerto pero estaba en coma irreversible, provocado por la falta de oxígeno al cerebro que le había ocasionado el estrangulamiento. Dominique estuvo conectada cinco días a una máquina hasta que sus padres decidieron de acuerdo con los médicos desconectarla, ya que no había ninguna posibilidad de que recobrara la consciencia. Era el 4 de noviembre de 1.982.

Pero la lista de fallecidos no queda ahí. En 1985, cuando comenzó el rodaje de la segunda entrega, Poltergeist II, todo era tensión en el set. Se daban pequeños accidentes, que tomados uno a uno no significaban gran cosa, pero unidos, hicieron que los miembros de la producción estuviesen nerviosos y preocupados. Otro de los personajes nuevos de esta segunda parte intentó solucionarlo. Will Sampson, el actor que encarna a Taylor, era un gigantón indio sumamente bondadoso y además era realmente un chamán, al igual que su personaje en la película, por lo que bendijo el set. Sampson se ofreció voluntariamente para realizar una serie de exorcismos que limpiaran definitivamente el plató. Todos sus compañeros estuvieron de acuerdo y así se hizo. Según dijo Craig T. Nelson, que interpretaba al padre de la familia Freeling: “No sólo interpretaba a un chamán, sino que era realmente un chamán y creo que le costó su propia salud mantenernos a salvo”.

Tal vez no estaba equivocado. Aunque se dijo que el ambiente de trabajo, tras los rituales del chamán, se tranquilizó enormemente, lo cierto es que pocos meses después de finalizar el rodaje, Will se tuvo que someter a un doble trasplante de corazón y pulmón con carácter de urgencia. No sobrevivió, las complicaciones postoperatorias acabaron con su vida. Tenía 53 años.

Julian Beck, el actor que encarnaba al reverendo Kane en la primera entrega murió durante el rodaje , etapa en la que sufría de cáncer al estómago, de ahí que en la pelicula se pueda observar su rostro con claros síntomas, de afectación grave por culpa del cáncer, lo que dio aún más importancia y relevancia a su papel como «reverendo obsesionado con el fin del mundo».

Y esto no es todo, la cinta tiene un detalle bastante macabro. Recordemos la escena de la piscina y los esqueletos. La actriz JoBeth Williams que interpretaba a la madre de la familia reconoció que los esqueletos que aparecen en la escena de la piscina son reales, algo que confirmó el encargado de los efectos especiales, Craig Reardon, que confesó que resultaba más barato utilizar cadáveres reales que fabricar falsos. La actriz no sabía de esto al grabar las escenas, lo cual la enfureció, y según algunos, esta falta de respeto a esos cadáveres, sería el detonante de los sucesos desgraciados que acompañaron a la serie.

la propia JoBeth contó que durante el rodaje, cuando regresaba a su casa, se encontró con todas las fotos y cuadros que colgaban de las paredes, caídos en el suelo.

En el rodaje de la tercera y última película de la saga original, también pasaron cosas extrañas. Se dieron accidentes varios, como un coche que explotó durante la filmación de una persecución y que estuvo a punto de abrasar vivo a un miembro del equipo de rodaje. También pasaron cosas “escalofriantes” como lo que contó Zelda Rubenstein, la medium llamada Tangina: Según sus propias palabras, durante una sesión fotográfica para la promoción de la película, una luz brillante tapaba la cara de la actriz absolutamente en todas las fotos; tristemente, ese mismo día, a esa misma hora, su madre moría.

En fín, lo que realmente creo que es que los sucesos paralelos a la película sí que darían para una buena obra cinematográfica con todos los ingredientes: Crónica negra, desgracia y terror...pero terror de verdad. Aún así, y siendo una floja película de terror...Cómo no amarla, ¿Verdad?.

Poltergeist 1982: lo terrorífico no es la película