Arturo Fuentes Cabrera
Arturo Fuentes Cabrera

CON ESTE PALO ME BASTO

Con este palo me basto

Con este palo me basto

Aquella tarde en la que Pedro de Meneses fue llamado por el rey don Juan I de Portugal, no podría imaginar ni por asomo, lo mucho que calarían sus palabras en este trozo de tierra que vagabundea entre la sal atlántica, rompiendo olas de alquitrán en la playa de Benzú, y los vientos de levante abalanzando piedras al acantilado del Sarchal.

Seis siglos después, atónitos, seguimos viendo como un palo nos gobierna desde la mano más bendita que meció la cuna de mar, y la de Dios en sus pasajes más duros. Seis siglos después, sigue aquella frase haciéndose patente en nuestras costas, en nuestras calles, en nuestro día a día. Se basta de madera para gobernar.

Nunca un palo gobernó tan decentemente. Porque cuando hablamos del palo que gobierna pensamos en él como un yugo que atraganta, que aniquila pensamientos, que erradica lo distinto. Este palo es distinto. El que gobierna esta tierra aúna en lugar de separar. Estrecha lazos entre Dioses, acerca posturas entre culturas, se ofrece como puente que recorrer para llegar de extramuros a la Almina, de Calamocarro a San Amaro, de Beliones a Hadú.

Ceuta, que también es como un palo curvado en sus extremos, circunda su caminar diario a través del palo que nos gobierna. Su vida pasa como circulando a través de él, como subiendo y bajando por sus nudos. A veces en zonas lisas y poco escabrosas y otras en ascenso y descenso continuo, como pasando nudos que se atragantan en las gargantas caballas.

Nunca doscientos cuarenta gramos fueron capaces de gobernar con tanta concordia una misma ciudad durante seiscientos años. Sus ochenta y cinco centímetros son la línea de vida de este istmo de tierra española, muchas veces olvidada. El electrocardiograma, en sus zonas pronunciadas, del pulso de la sangre caliente de este pueblo. El encefalograma, en sus zonas más lisas, de quienes en estos seis siglos nos han intentado ofender.

Y sobre él, dieciséis nudos. Que se describen como los cuatro puntos cardinales de la geografía caballa: la Mujer Muerta, el Hacho, el Atlántico y el Mediterráneo. La Catedral, la Mezquita del Muhley el Mehdi, la Sinagoga y el templo Hindú. Otro nudo es la mochila y otro es la tardebuena. Un nudo es Portugal  y otro es España. La gente de la mar es otro nudo y el otro es la mujer caballa, hacedora de generaciones de otros tantos buenos ceutíes. Sin duda alguna, un nudo es Pedro de Meneses que aceptando nuestro gobierno de tan sutil y poética manera, nos vaticinaba un futuro con muchos palos pero con otras tantas fortalezas. Y el nudo más importante es quien lo sostiene. La portadora de Dios en su regazo. Quien lleva a Cristo en sus entrañas y a Ceuta bajo su manto protector. La madre de Ceuta, Santa María de África.

El Áleo es Ceuta. Y Ceuta es un palo que camina, por más palos que le den, al compás del runrún que tarareaba aquella tarde D. Pedro mientras jugaba a la “chueca” antes de aceptar gobernar Ceuta y pronunciar aquello de “Con este palo me basto”. Porque, por más palos que nos den, aquí seguimos seiscientos años después. Y en Qrónica Ceuta, les esperamos.

Con este palo me basto