INMIGRACION
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Tras la valla de los prejuicios

Tras la valla de los prejuicios

No vamos a hablar de los delincuentes que utilizan la violencia para pasar a España haciendo daño a policías y guardias civiles. De esos no queremos saber nada, sólo que la justicia haga su trabajo.

La redacción de Qrónica Ceuta rechaza de manera rotunda y clara el uso de la violencia por parte de algunos de los inmigrantes que saltan la valla que delimita el territorio nacional. Además, nos declaramos profundamente respetuosos con el trabajo de Policía Nacional y Guardia Civil no sólo en la frontera de Ceuta, sino en todo lo que hacen, siempre por el bien de la ciudadanía. Admiración y respeto es lo único que encontrarán en este medio.

El motivo que nos ha llevado a redactar este reportaje es conocer algo más de algunos de los que consiguen cruzar a Ceuta sin hacer daño a nadie y buscando un futuro mejor, de su historia. La raza, el color de piel o el lugar de origen no es motivo para discriminar y es por ello que te invitamos a que sigas leyendo, dejando a un lado los prejuicios. Desesperación, impotencia o supervivencia pueden llegar a ser las palabras que etiqueten a estas personas.

Habib, Alseny, Richard, Cherif son algunos de los protagonistas de esta historia, mientras que Maite Pérez, coordinadora del Centro de Atención al Inmigrante de San Antonio; Rolando, misionero javeriano; Inés, Paloma o Javier; entre otros, del Campo de trabajo se encargan de dar lo mejor de cada uno para que estas personas sigan llegando lejos.

El Centro de Atención al Inmigrante de San Antonio es un lugar de encuentro, orientación y ayuda a personas inmigrantes, que al final acaba convirtiéndose en el hogar de estas personas durante su estancia en nuestra ciudad. Maite Pérez es la coordinadora y nos abrió las puertas de este centro, para conocer de cerca el día a día. Un centro que funciona con dedicación y cariño.

La coordinadora del centro desmiente todas aquellas “leyendas urbanas” que podemos llegar a escuchar.

“En primer lugar, estas personas no tienen derecho a una asistencia sanitaria. No tienen casa, sino que son acogidos durante tres meses por una asociación que funciona dependiendo de los presupuestos del Gobierno. Después de cumplir 3 años en el país, el inmigrante debe demostrar que está en España mediante el pasaporte, empadronado en algún lugar o trabajando, con el fin de conseguir sus papeles e ir a la embajada de su país para realizar los trámites precisos". Sin duda, un proceso largo y mísero.

Maite Pérez se vuelca en el funcionamiento de este centro, tanto es así que lleva 13 años. Ella lo califica como un “trabajo precioso, un oficio de vocación y dedicación”.

Los que asisten a este centro, en su mayoría, son de origen subsahariano y religión musulmana. Unos son del Centro de Menores y otros del CETI, Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes; son los mayores de edad y poseen los conocimientos correspondientes a los estudios obligatorios. Hay buena relación entre ellos, son muy participativos y se esfuerzan por aprender, saben que así tendrán más oportunidades.

Una de las actividades principales que desarrollan cada mañana son las clases de español básico, además de informática (PowerPoint, actividades online) y durante el verano manualidades, cuentan con la ayuda de los campos de trabajos realizados por voluntarios.

En otras ocasiones se organizan talleres que corresponden a proyectos que son llevados a cabo por la EAPN Ceuta, Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social de Ceuta. La coordinadora no cuenta con ayudas por parte de la Ciudad o del gobierno, funcionan por voluntarios.

“A más gente, más actividades,. Hemos realizado cursos de lenguaje de signos, peluquería, talleres de sanidad, de prevención de enfermedades de transmisión sexual, etc. Todos los cursos que ellos realizan tienen su certificación.”

De esta forma, consiguen aprenden y demuestran que son válidos y  capaces de ganar dinero de forma honrada durante esos tres años, aunque sea por medio de estas actividades básicas.

 

CAMPO DE TRABAJO

CAMPODETRABAJO

Durante el desarrollo de este reportaje, tuve la oportunidad de conocer a los jóvenes voluntarios que forman parte del Campo de Trabajo. Venían de diferentes lugares de España y me explicaban que, para ellos, era una forma diferente de pasar las vacaciones, realizando trabajos voluntarios por interés social y por cuestión de fe. Venían abiertos a todo, sin saber qué se iban a encontrar exactamente, ya que lo poco que conocían de Ceuta y sobre la situación actual con los inmigrantes, era a través de los medios de comunicación, cuyas noticias no se asemejan a la realidad, nos decían.

Paloma Martínez, María Elbal, Cristina González e Inés Sanchez-Muliterno (Albacete), Javier Contreras y Jorge Fernández (Madrid), Antonio Guerrero (Jaén), Manuel Medina (Badajoz), Ana Hurtado y Laura Chiloeches (Guadalajara) forman parte de esta actividad en la que colaboran a través de Misioneros Javerianos de España, con Rolando Ruiz y Franciscanas Misioneras de María, con Francesca Ko Hyung Hee.

"El objetivo principal, conseguir que ellos sean capaces de integrarse en la sociedad, enseñándoles rutinas como ir a comprar, entablar una conversación respetando las normas de cortesía y siempre con educación o utilizar, por ejemplo, un medio de transporte”

Me hablaron del espacio Schengen, se denomina así al área que incluya a los 26 países europeos que decidieron acabar con los controles en las fronteras comunes (también llamadas fronteras internas). Sin embargo, Ceuta por su situación geográfica, se encuentra fuera de ese espacio. Por ello, el inmigrante no cuenta con esa facilidad de poder viajar a su destino deseado como es Francia o Bélgica, en cambio sí está en otro centro de la península, no tendría ningún problema en realizar su viaje.

Con ellos tenían más confianza, y les contaban que su manera de conseguir algo de dinero era, bien por medio de los top-manta, o con el “dale-dale”, que es así como llaman ellos a los aparcacoches.

Aparece Rolando Ruiz, misionero, anima a los ceutíes a visitarlo, ya que según dice esta acción es bellísima. Se encarga de explicar la historia de la ciudad, de dar a conocer en profundidad las cuatro culturas y organiza excursiones a edificios religiosos.

Durante la estancia en este campo de trabajo, se produjo un asalto a la valla. Desde el centro podían ver llegar a los inmigrantes eufóricos camino al CETI, algunos sangrando y con heridas, otros ayudando a sus compañeros, relataban los chicos del campo de trabajo, que se mostraban impresionados. Respecto a lo que pensaban de la valla, según ellos, era una incongruencia, refiriéndose a las concertinas “es lógico que se dificulte el paso, se trata de una frontera, pero las concertinas son las causantes de esas heridas y España es la que posteriormente los asiste para curarlos.”

 

HISTORIAS

Desde la entrada masiva de más de 115 inmigrantes subsaharianos durante la Fiesta del Sacrificio, el pasado 22 de julio, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes superó sus plazas quedando colapsado. Por ello, se vio obligado a adelantar una salida de 100 inmigrantes a quienes trasladarían a diferentes Centros de Acogida repartidos por la península.

Entre ellos se encontraba Habib Diallo que, durante los últimos meses, tuvo un importarte protagonismo por parte de los medios de comunicación de nuestra ciudad. Un peso mediático que ha llevado a contar su historia.

Habib de 19 años, Inmigrante de Guinea-Conakry, llegó a nuestra ciudad en patera a los isleros de Santa Catalina desde Tánger siendo un superviviente de aquel 19 de noviembre del año pasado, donde fallecieron dos ocupantes. Fue un viaje arriesgado y a la vez peligroso. Lo tuvo claro al acabar sus estudios, quería emprender el camino que le llevaría hacia las costas europeas.

Esperaba con ilusión el día de poder embarcar hacia la Península y tras ocho meses en la Ciudad, con esta forzosa salida, se ha cumplido su sueño. Ahora, quiere estudiar cine, dice Habib. De hecho, junto a su amigo Alseny Diallo, en el Centro de Estancia temporal, han escrito el guión de un documental que narra el viaje al que se enfrentaron para llegar hasta España.

Lágrimas y abrazos con los que han sido sus cuidadores durante estos meses, y despedidas con aquellos compañeros que se quedan en Ceuta esperando su ocasión.

También conocimos a Richard Lamah que llevaba seis meses en la Ciudad y asistía al centro cada día. Se mostraba contento y con ganas de aprender. La saturación del CETI no les permite aprender de la misma forma. “La patrona es muy trabajadora y se preocupa de todos nosotros. Estoy muy contento de estar aquí.”  Refiriéndose a Maite, ya que así la llaman cariñosamente.

Nos mostró sus cicatrices por cruzar la valla y nos relataba que existe rechazo por parte de Marruecos, cuando, según confiesa, en ese país les facilitan de alguna manera el acceso a nuestra ciudad.

Para su sorpresa, recibió aquella llamada, junto a su compañero Cherif Sidibe. Ambos estaban incluidos en el grupo de inmigrantes para una “salida extraordinaria”. Serían trasladados a otro centro en la Península, esta vez a centros de ONGs distribuidos por Extremadura.  Se trataba de la segunda salida consecutiva a la península en la misma semana, como medida para aliviar la sobresaturación que sufre el CETI.

Esa mañana, en el centro, solo había sonrisas, ilusión y esperanza.

 

CINETECA

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Ahora estos chicos, que el destino ha separado en la península, se vuelven a reunir para presentar juntos, en la Cineteca de Madrid ese proyecto que hicieron suyo. Irene Gutiérrez Torres, cineasta y documentalista comenzó este proyecto en el Centro de Inmigrantes San Antonio, gestionado por la Asociación Cardijn y perteneciente a la Diócesis de Cádiz y Ceuta.

Un cortometraje en primera persona, cuyas imágenes han sido grabadas y editadas por ellos mismos, muestra la difícil situación a la que se enfrentan los inmigrantes a su llegada a España y cómo es el día a día en el CETI.

Este proyecto forma parte de la ‘III Muestra de Cine en Primera Persona’, organizado por Noemí García, investigadora y docente. Será la primera vez que la muestra proyecte un trabajo realizado por este tipo de inmigrantes, por lo que este cortometraje no pasará desapercibido.

Personas válidas, llenas de ilusión que, a pesar de sus dificultades, no se rinden.

 

Tras la valla de los prejuicios