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GATO CON RABIA

EL LABORATORIO

Rabia, cuando el asesino es invisible

Rabia, cuando el asesino es invisible

Esta semana conocíamos a través de algunos medios de comunicación la noticia de un turista británico muerto consecuencia de la mordedura de un gato durante unas vacaciones en Marruecos. No fue el gato quien lo mató, el asesino tras esta muerta es imperceptible a simple vista: el virus de la rabia.

Esta semana conocíamos a través de algunos medios de comunicación la noticia de un turista británico muerto consecuencia de la mordedura de un gato durante unas vacaciones en Marruecos. No fue el gato quien lo mató, el asesino tras esta muerta es imperceptible a simple vista: el virus de la rabia.

La rabia es una enfermedad, con la que el ser humano lleva conviviendo desde su origen. Los primeros casos documentados datan de 2000 años antes de Cristo. Está causada por un virus que tiene la capacidad de atacar al sistema nervioso central, causando casi en el 100% de los casos una encefalitis letal. En todo el mundo solo se han reportado siete casos de supervivientes a la rabia desde que se tienen registros. El método que se emplea para intentar salvar la vida a los afectados es la inducción al coma durante un periodo aproximado de un mes.

El virus de la rabia actúa de una forma muy sorprendente, que muestra una vez más la poderosa maquinaria que la naturaleza posee para adaptar a los organismos. Éste penetra en el organismo a través de la mordedura de un animal infectado, y desde ahí viaja a través de un nervio y la médula espinal hasta llegar al cerebro. En los primeros momentos de la enfermedad, los síntomas que se manifiestan son inespecíficos (vómitos, fiebre, cefalea, dolor…) lo que impide la rápida actuación. Tras estos, el virus provoca las dos manifestaciones más conocidas de la rabia: es capaz de generar una gran agresividad y una repulsión muy marcada hacia el agua.

Esto no es caprichoso, esa repulsión hacia el agua provoca que el individuo afectado deje de tomarla, así su saliva se concentra y la carga vírica en ella es mucho mayor. Con esto, el virus asegura su transmisión a otros organismos sanos en la mordida, que se favorece también por ese carácter agresivo adquirido.

A pesar de la existencia de una vacuna, altamente eficaz como medida preventiva, ésta en un individuo ya infectado solo tiene éxito si se administra en la fase de incubación del virus. Una vez, se han comenzado a manifestar los primeros síntomas inespecíficos, la tasa de mortalidad ronda el 99.9 %.

La situación fronteriza de Ceuta, la convierte en una región susceptible a tener un gran número de casos, sin embargo no se registra ningún caso desde agosto del 2012. Parte del éxito en el control de la enfermedad, es la campaña que año tras año se repite en nuestra ciudad, en la cual la vacunación para perros, gatos y hurones es gratuita.

No es una enfermedad exótica, rara o  exclusiva de animales. El virus de la rabia puede afectar a cualquier mamífero, si bien es cierto que en Europa el principal agente transmisor es el murciélago, el control sobre los animales doméstico ha sido la clave para controlar y erradicar la rabia de muchas zonas. Así, en España, salvo casos esporádicos, la enfermedad se considera erradica desde 1978.

Rabia, cuando el asesino es invisible