Los israelitas encienden una vela distinta durante ocho noches seguidas, además de la vela más alta (shamash). Según pasan los días, se van prendiendo una por una y la última noche, se encienden todas las velas del candelabro (janukiá), celebrando así el milagro de la luz.

La fiesta judía de Janucá tiene un curioso origen. En el siglo 2 a.C. durante la época del Segundo Templo Sagrado en Jerusalén, el régimen sirio-griego de Antíoco pretendió alejar a los judíos de su religión y acercarlos a la cultura griega.

Los judíos comenzaron una revuelta en contra de esta amenaza a sus creencias y después de tres años, los Macabeos ganaron la batalla milagrosa e inesperadamente, ya que Antíoco contaba con miles de tropas bien armadas. Con la victoria, la comunidad judía logró echar de su tierra a sus opresores.

Al entrar los guerreros judíos al Templo Sagrado en Jerusalén, lo encontraron en ruinas y profanado con ídolos falsos, pero al ser reinaugurado el 25 de Kislev debían volver a prender el candelabro (janukiá), pero solo encontraron una pequeña vasija de aceite puro en todo el templo.

El milagro que presenciaron fue que el poco aceite que había, ardió por ocho días. El tiempo suficiente para producir un nuevo suministro de éste. Es por esta razón, que desde ese acontecimiento, los judíos observan la festividad de Janucá en honor a la victoria histórica y el milagro del aceite.

En Ceuta, la Comunidad Israelita tiene un importante peso social y es ejemplo de esa convivencia de la que hacemos galavlos ceutíes allá por donde vamos. Durante el acto institucional con el que se anunciaba el comienzo de Janucá, se pronunciaron palabras que hablaban de ese patrimonio impagable con el que contamos en esta ciudad “las diferentes culturas son nuestra luz, el legado que hace que Ceuta sea especial y única, que podamos presumir de esta convivencia que nos hace mejores pero, a su vez, tenemos que dedicar todos nuestros esfuerzos para que esa luz que las diferentes culturas transmiten brille cada año con más fuerza”.

¡Jag Janucá Saméaj, Macabim, y Jazak ve´ematz!

Fuente: NG