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Demonización del azúcar: el auge de los edulcorantes

Demonización del azúcar: el auge de los edulcorantes

Tras la Navidad, muchos deciden empezar alguna dieta para ayudar a bajar de peso o mejorar su estilo de vida. En el proceso, el azúcar es en muchas ocasiones sustituido por edulcorantes artificiales. Pero… ¿son realmente una alternativa saludable al azúcar?

Las modas dominan nuestra forma de vestir, el cine que se estrena  e incluso nuestros hábitos alimenticios. En la actualidad, la guerra contra el azúcar es una de las principales modas dietéticas más justificadas pues el abuso de ésta supone uno de los principales riesgos de salud para el mundo occidental. Sobrepeso, diabetes, problemas dentales… son solo algunos de los problemas derivados del consumo excesivo de ella.

Como principales sustitutivos aparecen, hoy día, en el mercado edulcorantes artificiales como la sacarina, el ciclamato, el aspartamo o la stevia. Durante décadas han sido comercializados bajo el estandarte de la salud, asegurando que eran la mejor alternativa al azúcar.

Sin embargo, a cada nuevo edulcorante que nacía le acompañaba una serie de mitos. En la década de los 70, la sacarina fue asociada con el desarrollo de cáncer de vejiga; y por su parte, la stevia se asoció con problemas de fertilidad femeninos. Ambos hechos fueron completamente descartados para las ingestas habituales. Por ello, desde la década de los 50, cientos de grupos de investigación de todo el planeta han realizado múltiples investigaciones con el fin de confirmar los beneficios y riesgos del consumo habitual de estos sustitutivos.

En cuanto a sus beneficios, tras la revisión de múltiples trabajos por parte de un grupo de expertos en nutrición, la conclusión final ha sido que, exceptuando el insignificante aporte calórico, estos compuestos químicos parecen no tener un efecto beneficioso en la salud más allá de una pequeña pérdida de peso. No contribuirían a disminuir el riesgo cardiovascular, uno de los principales problemas asociados al consumo de azúcares.

Así, si consultamos a un experto sobre el consumo de azúcar nos confirmará que limitar y reducir la ingesta de ésta siempre es algo positivo para nuestra salud. Aunque es cierto que la ingesta de productos bajos en azúcar y en calorías puede repercutir en el peso, no es garantía de un buen estado de salud. No es, por tanto, un sinónimo de una vida saludable.

Mantener un estilo de vida saludable dependerá más del ejercicio que se realice, de la composición de la dieta en general, rica en alimentos de los diferentes grupos: cereales, frutas, hortalizas, aceites, lácteos…

Demonización del azúcar: el auge de los edulcorantes