Yuri Gagarin estuvo 108 minutos realizando un sobrevuelo orbital a bordo de la nave Vostok 1. Antes de esta hazaña, Gagarin era piloto de caza a reacción. Esto sumado a las otras características que se buscaban (una edad aproximada de 30 años, una estatura que rondase el 1.70 metros y un peso entre los 68 7 70 kilos), lo convirtieron en el candidato idóneo.

Poco tiempo antes de subirse en la Vostok 1, Gagarin dejo reflejado su entusiasmo en unas pocas palabras en una carta a su mujer. “¿Puedo soñar con algo más? ¡Es historia, es una nueva era!”.

Este vuelo se hizo de forma automática, es decir la nave estaba programada y era controlada desde la Tierra. Lo que convierten en hazaña este hecho fue que Gagarin se convirtió en la primera persona que se sometió a una prolongada ingravidez. De hecho, ciertos psicólogos soviéticos no sabían muy bien como se comportaría una persona en esas condiciones y dudaban sobre la integridad y el autocontrol del astronauta. Ante estas dudas por parte de los expertos, dentro de la nave se introdujo un sobre que contenía el código capaz de desactivar el modo automático, para que fuera usado en caso de emergencia. Este código fue diseñado para que solo pudiera ser leído por alguien que se mantuviera consciente.

Con esto, los rusos se pusieron a la cabeza en la carrera espacial. Cinco minutos después de que la nave aterrizara, el Pentágono recibió un mensaje para informarle de lo que Rusia acaba de hacer.

Durante el descenso, Yuri estuvo expuesto a una sobrecarga entre 8 y 10 veces mayor a la normal. Aún bajo estas condiciones, lo más duro de superar siempre es el estrés psicológico y el miedo.